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chroma

2020 generó un punto de inflexión, que obligó a replanteamientos profundos y a buscar otras vías expresivas, surgieron necesidades de experimentar algo nuevo.
El miedo en el que vivíamos, la incertidumbre, el estrés, la carencia de materiales… todo ello favoreció un caldo creativo que me empujó a escapar de alguna manera de todo ese confinamiento físico y mental.
Este cambio drástico viró hacia la apertura a la naturaleza, a buscar todo aquello que desapareció durante esos meses: la libertad, locura, calidez, esperanza, pasión… De esta manera, los colores dotaron a la piel, los rostros, las manos femeninas, de algo más íntimo que su propia desnudez, y a la vez más vital, positivo y optimista.
Así nació CHROMA.

donde reina el silencio

Uno piensa que si no habla las cosas quizás no sucedan, si no cuenta sus pesares pueden llegar a no existir, conseguir que lleguen a desaparecer. Los silencios rodean las vidas ajenas y propias; son ciegos ante la edad, el tiempo, la condición social; acarrean con las inquietudes de quienes no saben desfogarse o no lo hacen a tiempo para desahogarse y liberarse del lastre del secreto oculto.
Una vez más, intento revivir aquello que reposa latente en las memorias; a través de las instantáneas captadas por los pinceles, van apareciendo ante los ojos del observador imágenes recurrentes, momentos ya sucedidos que forman parte de algún episodio de su vida y que el paso del tiempo los ha difuminado. Son instantes donde reina el silencio, donde las siluetas, el espectador y diálogo con el silencio son los únicos actores de la escena que realmente importan.

urberitas

“Así como a menudo me gusto y tantas veces me detesto; así como camino doliéndome cada paso, o duermo y sueño y no me entero; así vivo mi vida en la ciudad. O así se viven ellas. Y si me echas de aquí, me echas de mí.”
Esther Quiroga (Filóloga)

Todos, en determinadas circunstancias podemos mentir, ocultar, ignorar o simplemente no darnos cuenta de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, pero finalmente es la ciudad quien guarda esos secretos nunca contados, en su infinita memoria para, tarde o temprano, sacarlos a la luz. Lo hace sutilmente, a penas indagando en causantes e implicados. Sólo deja ahí las verdades, a la vista de todos sin esperar respuestas ni reacciones; simplemente escupe pedazos de nuestras vidas que le hemos obligado a tragar como única testigo de nuestros más íntimos actos y pensamientos.
Con sus calles, luces, edificios y esquinas sombrías, la ciudad tiene los escenarios ideales para cada ocasión; como si se sucedieran fragmentos de películas a cada instante, emanando adrenalina, miedo, euforia, anhelos..., miles de pequeñas historias transcurren en segundos, pedazos de vidas que permanecen ocultas a los ojos de los demás, pero no para la ciudad.
Nos movemos por sus calles, salimos, entramos, huimos de los lugares, y sin embargo ahí perdura la esencia de lo sucedido. Las verdades permanecen entre sombras, paredes y asfalto y por momentos aquellos detalles que parecían insignificantes nos desvelan el alma de esas ausencias.

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